Por otro lado, en un movimiento real hay que tener en cuenta en que fase del mismo el músculo aplica su máxima fuerza. En condiciones reales, la intensidad con la que se contrae el músculo aumenta progresivamente hasta un punto máximo, a partir del cual vuelve a descender hasta el reposo.
En función de las características de la carga y del tipo de movimiento que se realiza, esta máxima intensidad se puede alcanzar al principio, a la mitad o al final del movimiento, lo que va a influir en como se va a desarrollar la contracción del músculo.
Si la máxima intensidad se alcanza al principio del movimiento, se va a producir un rápido aumento de la intensidad de la contracción, lo que en la práctica se manifiesta en una gran aceleración inicial del movimiento si la carga es ligera.
Por otro lado, si la máxima intensidad se alcanza al final del movimiento, el aumento será más progresivo, lo que se va a reflejar en una aceleración del movimiento más suave.
Otro factor a tener en cuenta en el movimiento real es el estado en el que se encuentra el músculo antes de iniciarse la contracción. Así el músculo puede iniciar la contracción desde un estado de estiramiento, de contracción isométrica o de relajación, ya que los movimientos normalmente son actividades encadenadas en las que uno comienza donde ha finalizado el anterior.
Por ejemplo en un salto normal, el despegue desde el suelo se produce tras un movimiento previo de flexión. En este caso el movimiento de impulsión comienza a partir de una posición de estiramiento previo del músculo.
La tensión tónica
En la clasificación de Verjoshanski sobre los regímenes de contracción se pueden distinguir los siguientes modelos de tensión muscular:
Tensión tónica: Es el tipo de activación muscular que se produce cuando el músculo tiene que aplicar su máxima fuerza muscular en una acción o movimiento.
Este tipo de tensiones se producen cuando tratamos de movilizar una carga muy pesada, como ocurre por ejemplo en el caso de los luchadores cuando tratan de forcejear con su rival, o cuando tratamos de mover la nevera de casa, entre otras cosas.
También encontramos este tipo de trabajo muscular en aquellas actividades que precisan para su realización el mantenimiento de una posición corporal forzada, lo cual es posible gracias al trabajo estático de la musculatura.
Así por ejemplo, el esquiador necesita mantener las rodillas semiflexionadas durante todo el descenso para poder mantener el equilibrio y el control sobre sus esquís.
En este caso, la fuerza y resistencia necesarias para ser capaz de mantener esta posición durante todo el ejercicio es uno de los elementos esenciales para conseguir ejecutar el ejercicio con ciertas garantías, aunque no es el factor fundamental para alcanzar el máximo rendimiento, ya que los niveles necesarios de fuerza para esquiar no son muy difíciles de adquirir en relación a la habilidad necesaria para realizar el slalom a gran velocidad.
Sin embargo, en otras actividades, como ocurre por ejemplo en algunas especialidades de la gimnasia deportiva, la capacidad del individuo para sostener y dominar posiciones corporales inverosímiles, pasa en cualquier caso por un desarrollo poco normal de la fuerza máxima estática, y concretamente de la capacidad para aplicarla en tensiones tónicas.
Así por ejemplo, para un gimnasta la ejecución de “un cristo” solo es posible si ha conseguido desarrollar el nivel de fuerza necesario para sostenerse respecto a las anillas con los brazos en cruz. No hay ninguna habilidad que pueda dominar en este ejercicio si no tiene la fuerza mínima para realizarlo.
En términos generales se considera que el músculo realiza este tipo de esfuerzos tan lentos o estáticos cuando trata de enfrentarse ante resistencias o cargas muy elevadas, las cuales solicitan por parte del músculo o grupo de músculos implicados en el movimiento la aplicación de un porcentaje muy elevado de su fuerza máxima (entre el 85 y el 100%) para esa posición concreta.
Como la acción se desarrolla a un ritmo tan lento, la aceleración del movimiento va a ser muy reducida y el punto o pico de máximo esfuerzo, es decir la aplicación del máximo porcentaje de fuerza máxima mencionado antes, no se va a alcanzar casi hasta la fase final del movimiento, por lo que la tensión se va a mantener a un tono elevado o máximo en casi todas las fases del movimiento.
Otra consecuencia asociada de la poca movilidad que implican este tipo de tensiones musculares, es que la duración de la acción y por tanto de la tensión muscular se va a prolongar durante más tiempo que en otro tipo de acciones musculares más dinámicas, lo cual unido al elevado esfuerzo que implican las convierte en un tipo de tensión muscular bastante fatigosa.
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