El continuo intercambio gaseoso está sujeto a un ciclo que va alternando fases en las que cogemos y soltamos aire, pudiendo intercalarlas si queremos, por fases en las que se contiene la respiración.
Normalmente respiramos unas 12 veces por minuto, pero se puede alargar o disminuir esta frecuencia con ayuda de la voluntad.
Las fases de la respiración serían:
– La inspiración: Es la fase en la que los pulmones se llenan de aire. La caja torácica es flexible, y permite con su crecimiento la dilatación pulmonar. Esta fase se hace visible porque se produce movimiento y un crecimiento en el tronco.
El gesto respiratorio puede expandir al tronco de 2 formas. Por un lado a nivel de las costillas, que es el lugar donde están alojados los pulmones.
Pero también puede percibirse movimiento a nivel del vientre, notando la expansión a nivel de la cintura, e incluso de la pelvis.
Y es que la respiración puede llegar a movilizar a todo el tronco, aunque el aire sólo llena los pulmones, que están dentro de la caja torácica y ocupan muy poco espacio.
Pero cuando los pulmones crecen al llenarse de aire, presionan no sólo a las costillas y huesos de la caja torácica, sino también a las vísceras, transmitiendo este crecimiento por todo el tronco.
En función de la zona de los pulmones a la que dirijamos el aire, crecerá una zona del tronco. De esta manera podremos controlar la parte de los pulmones que estamos ventilando.
Y es que con la respiración podemos movilizar el vientre, las clavículas, la espalda y las costillas por separado, o incluso todas estas partes en una inspiración.
En función de la zona de los pulmones a la que dirijamos el aire, crecerá una zona del tronco. De esta manera podremos controlar la parte de los pulmones que estamos ventilando.
Y es que con la respiración podemos movilizar el vientre, las clavículas, la espalda y las costillas por separado, o incluso todas estas partes en una inspiración.
Existen varios tipos de respiración, en función de la zona del tronco que se moviliza:
– Clavicular: Afecta a la parte alta del tórax, elevando las clavículas, el esternón, y los hombros. El volumen de aire inspirado sería un 15% del total.
Requiere mucho esfuerzo y produce poco beneficio.
– Intercostal: Es la respiración de la zona media del pecho y del costado. Su volumen puede alcanzar un 35%.
– Abdominal:. El aire baja a la parte inferior de los pulmones, lo que causa esta dilatación abdominal. Es profunda y alcanza el 40% del volumen total. El aire que proviene de la respiración abdominal es fresco.
La inspiración normal es pasiva, es decir, no requiere un trabajo muscular voluntario para realizarla. El aire penetra en los pulmones porque la musculatura dilata la caja torácica, y esta hace crecer el espacio que queda dentro de los pulmones.
Se crea un vacio de aire en el interior, y para compensarlo se produce una succión de aire del exterior al interior para compensarlo.
Si contraemos voluntariamente los músculos inspiratorios podemos conseguir que la inspiración sea máxima, es decir, inhalar más aire de lo normal.
Este esfuerzo puede generar crispación muscular y desde luego más fatiga. Esta situación normalmente se da al realizar ejercicios físicos, aunque también si se poseen unos malos hábitos respiratorios.
Sin comentarios