El calentamiento es el conjunto de actividades con las que preparamos al cuerpo para realizar posteriormente un esfuerzo más intenso con garantías de éxito, porque con el calentamiento conducimos al cuerpo desde una situación de reposo en la que sus constantes están ralentizadas hasta una activación del organismo adaptada al trabajo que vamos a realizar.
Con el calentamiento pretendemos que el cuerpo este activado y en las mejores condiciones musculares, cardiovasculares, coordinativas, de temperatura y de atención para obtener el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo a parte de reducir el riesgo de lesiones.
En primer lugar el calentamiento consigue activar la circulación sanguínea, de manera que se garantiza un rápido y abundante aporte de oxígeno y energía, una elevación de la temperatura del cuerpo que favorece el trabajo muscular y una activación de los mecanismos de producción de energía.
Con la ayuda de los estiramientos y los movimientos suaves de fuerza y movilidad la musculatura se predispone a cambios bruscos en su longitud y a poder reaccionar ante activaciones musculares máximas.
Por otro lado, la coordinación muscular se favorece con el calentamiento ya que se activa el sistema nervioso de ahí que los músculos antagonistas, los que tienen que controlar un movimiento frenándolo o limitándolo pueden dar una rápida respuesta a lo que las acciones deportivas les va exigiendo.
A parte de activarse la atención con lo que se reduce el riesgo de lesiones o accidentes por pérdidas de concentración (por ejemplo los esguinces).
En definitiva, la falta de calentamiento nos hace más rígidos, lentos, espesos y pasivos lo que no sólo nos hace rendir menos sino ser más vulnerables a las lesiones, por eso siempre hay que buscar un tipo de calentamiento que prepare a nuestro organismo a enfrentarse a la actividad posterior.
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