En los entrenamientos de fuerza con pesas se produce una gran congestión muscular y un acortamiento de las fibras musculares.
Esta congestión es mayor que con otro tipo de trabajos de fuerza al haber un control constante de la contracción, al contrario de los esfuerzos explosivos en los cuales el músculo se contrae al principio del movimiento y al final para frenarlo, pero en cuyas fases intermedias se produce una cierta relajación para facilitar el movimiento.
El mantenimiento de la congestión y el acortamiento del músculo se han considerado en el ámbito del culturismo como un medio para desarrollar el volumen muscular porque se crea el caldo de cultivo apropiado para el desarrollo del tejido muscular.
En primer lugar porque la congestión muscular impide la oxigenación de las fibras musculares y esto produce una situación anaeróbica que fomenta el crecimiento de la fuerza y de la musculatura.
Por otro lado, si mantenemos un músculo acortado este va a tender a desarrollarse más en la zona media, que va a ser el punto en el que van a coincidir más fibras musculares y eso se plasma en una musculatura más abultada y redondeada.
El inconveniente de esta situación es que se pierde flexibilidad al no hacer un trabajo compensatorio en el que se recupere la longitud de la fibra muscular.
Esto igual es un mal menor para alguien a quien sólo le interese la estética de su musculatura, pero igual va perdiendo progresivamente amplitud en sus movimientos y en este caso algunas acciones tan sencillas como rascarse la espalda empiezan a ser problemáticas.
Sin embargo, la falta de flexibilidad es un problema para realizar eficazmente la mayoría de las acciones físicas y deportivas y por eso es esencial combinar un entrenamiento de fuerza por medio de las pesas con un buen programa de estiramientos ya no sólo por mantener un amplio recorrido de movimientos, sino también para fatigarnos menos y para evitar lesiones.
Continuaremos …
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